El poder destructivo del pensamiento
Los ataques psíquicos constituyen una manipulación de energías y fuerzas sobrenaturales. Siendo más precisos, un ataque psíquico es el empleo de una o más facultades extrasensoriales de la mente con el fin de causar daño en otro ser (por lo general otro humano), contaminar las vibraciones energéticas de un lugar o de un objeto.
En todo ataque psíquico participan vibraciones energéticas de carácter "oscuro" y "negativo", que ocasionan disturbios en los cuerpos energéticos y físicos de la persona que es blanco del ataque. Como bien se sabe, los ataques psíquicos pueden ocasionar "mala suerte" en sus víctimas, haciendo que las cosas salgan más mal de lo común. Sin embargo, esto ha generado, en muchos creyentes del esoterismo y los temas paranormales, la creencia de que su infortunio es producido totalmente o en gran parte por ataques psíquicos; siendo que, en el fondo, muchas veces esto no es más que una salida del sujeto para evitar afrontar la responsabilidad moral hacia sus actos y su vida, tal y como se ve cuando las personas muy religiosas usan al Diablo como chivo expiatorio.
Por otro lado, suele creerse que los ataques psíquicos tienen casi siempre a atacantes vivos como sus autores, cuando en realidad muchas veces los atacantes son entidades de los bajos planos astrales o incluso, en muy excepcionales casos, demonios. Aquí el lector puede preguntarse: ¿cómo puede realizar ataques psíquicos quien no tiene cerebro físico que posibilite una mente? La respuesta es que la mente, en el marco de creencias donde suele postularse la existencia de ataques psíquicos, es algo que trasciende al cerebro al punto de que puede subsistir tras su desaparición, cosa que estaría confirmada en las comunicaciones verbales emitidas por espíritus, suponiendo a éstas como reales.